En el marco del VI encuentro latinoamericano de fútbol callejero “Montevideo 2012”, la institución Cre-Arte vivencia una experiencia grupal muy rica e interesante. No es novedad que Cre-Arte trabaje con y para la diversidad respecto a las personas con discapacidad, pero la experiencia en Uruguay tuvo una particularidad, la delegación de Bariloche y el Bolsón que participo en el encuentro de fútbol callejero estaba compuesta por un grupo humano variado y divergente. Se puede pensar y analizar a este grupo desde muchas características que los diferencia, excusas para clasificarlos tal vez; pero en lo personal, voy a pensar a este grupo por la característica que los une: la inclusión.
Para lograr entender porque fue tan positivo el funcionamiento del grupo para todos los que participamos del viaje a Uruguay, hay que tener en cuenta todas las miradas y las visiones que
cada miembro tuvo respecto al colectivo Cre-Arte. Por un lado, las personas con discapacidad que formaron parte del equipo de fútbol callejero estuvieron incluidas en una selección que represento a sus compañeros, a parte de jugar con adolescente de diferentes puntos de Latinoamérica.
La oportunidad de jugar de par a par, ese es el punto de partida para entender la inclusión, la actividad se adapta al sujeto y no el sujeto intenta adaptarse a lo que la sociedad y su contexto denomina “normal”. Además, el equipo también estaba formado por cuatro adolescentes. Dos de ellos eran de el Bolsón, a los cuales la vulnerabilidad social atraviesa cotidianamente. Al momento de jugar con los chicos de Cre-Arte se pudo ver las ganas y la pasión con que estos bolsonenses traspiraban la camiseta, para que el equipo juegue y sobre todo para que las personas con discapacidad sean parte de este juego.
Las otras dos adolescentes eran de Bariloche, dieron al equipo un aporte interesante respecto al análisis que en el futbol callejero se llama tercer tiempo. Las chicas, que tenían experiencias previas con los chicos de Cre-Arte, por compartir con ellos el curso de mediadores, fueron de mucha ayuda para los jugadores al momento analizar y reflexionar sobre que había pasado durante los partidos.
También la delegación estaba compuesta por dos coordinadores, los cuales, siendo profesores de los jugadores de Cre-Arte y de los de Bolsón, pudieron vivenciar una convivencia de doce días junto a sus estudiantes. Esto provoco que la relación entre profesor y estudiante, durante el viaje a Uruguay, se establezca de manera simétrica, respecto a tema de la vida cotidiana.

Además la delegación tenía un coordinador general, que dio al grupo un apoyo moral importante, en momentos del viaje fundamentales como el inicio del encuentro. La reflexión grupal que se realizo la noche antes de comenzar a jugar dio una situación especial, cuando al momento de entregarles las camisetas a los jugadores el coordinador general dijo: “nuestro equipo es un ejemplo del encuentro” estas palabras fueron de mucho aliento para todos.
Los mediadores de la delegación tuvieron un rol importante en el encuentro respecto al equipo.
Encontrarse y comunicarse con mediadores de otros países fue un punto importante para intercambiar
propuestas y problemáticas que nos tocan a cada institución y país. Este intercambio fue transmitido a los jugadores de Cre-Arte, quienes se interesaron por el trabajo que realizaba cada institución y sobre todo con quien trabajaba y porque.
Por otro lado, la figura del mediador tuvo un valor importante en el encuentro para el equipo, ya que después de cada partido, los chicos de Cre-Arte se acordaban los aspectos mas relevantes del mediador; así como también como resolvía conflictos que surgían en el juego.
Personalmente, participar como mediador de Cre-Arte fue una experiencia alucinante. Tener la oportunidad de acompañar y ayudar a que un grupo de jóvenes a que se pongan de acuerdo para jugar al fútbol y luego debatan sobre su comportamiento y el de los demás me parece una instancia muy productiva para mi formación como profesor de educación física.

Por ultimo, el colectivo Cre-Arte fue en Uruguay un ejemplo de que la inclusión y la diversidad se complementan, no es casualidad de que doce personas, con realidades distintas, convivan doce días teniendo que afrontar un encuentro de fútbol callejero, o sea que el grupo tenia un objetivo claro. Pero también tenia claro que tenían que realizar y participar de este proyecto, todos fueron protagonistas de esta experiencia, todos participaron, todos se sintieron parte, todos fueron incluidos y todos dieron su granito de arena para que la pelota y los valores comiencen a rodar en suelo uruguayo.
Fuente: Leroy Mendoza.